30 septiembre, 2007

Falacia ad hominem

Un argumento ad hominem o argumentum ad hominem (en latín, ‘dirigido al hombre’), es una falacia lógica que implica responder a un argumento o a una afirmación refiriéndose a la persona que lo formula, en lugar de al argumento por sí mismo. Un argumento ad hominem (y por tanto, falaz) tiene esta estructura:

1. A afirma B;
2. Hay algo cuestionable acerca de A,
3. Por tanto, B es falso.

Los argumentos positivos acerca de la persona se describen en recurso a la autoridad.

Ad hominem es una de las falacias lógicas más conocidas. Tanto la falacia en sí misma como la acusación de haberse servido de ella se utilizan como recursos en discursos reales. Como una técnica retórica, es poderosa y se usa a menudo —a pesar de su falta de sutileza— para convencer a quienes se mueven más por sentimientos y por costumbres acomodaticias que por razones lógicas.

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Blogger zen dice lo siguiente:

5) Argum. Ad Hominem: Consiste en dirigir la discusión, no sobre la cosa en cuestión ("ad rem") sino sobre el hombre que la sostiene, de manera que el juicio positivo o negativo que recaiga sobre la persona, afecte a la proposición en cuestión.

Ricardo Damborenea nos dice: "...Se llama así todo mal argumento que, en lugar de refutar las afirmaciones de un adversario, intenta descalificarlo personalmente. Consiste, por ejemplo, en negar la razón a una persona alegando que es fea. Al describir a un oponente como estúpido, poco fiable, lleno de contradicciones o de prejuicios, se pretende que guarde silencio o, por lo menos, que pierda su credibilidad..". ".. Estamos ante un ataque dirigido hacia el hombre, no hacia sus razonamientos. Es una agresión, como la del jugador de fútbol que no logra alcanzar la pelota y da una patada a su adversario para derribarlo. Podemos distinguir dos variedades: el ataque directo y el indirecto.

a. Directo: Pone en duda la inteligencia, el carácter, la condición, o la buena fe del oponente. Lo menos importante es si los términos del ataque son ciertos o falsos... Es comprensible que la idea puede desagradar, pero si Hitler afirmara que dos y dos son cuatro hubiese que otorgarle la razón. Pensar que los razonamientos de los monstruos son monstruosos es una ensoñación de idealistas y, para lo que aquí nos ocupa, una falacia ad Hominem. Otro ejemplo "..¿Qué puede saber un sacerdote sobre los hijos si no ha tenido ninguno?. Es un recurso falaz porque apela a contradicciones ajenas a la discusión y que, seguramente, no tienen nada que ver con lo bien fundado del punto que se sostiene hoy.

b. Indirecto o circunstancial: El ataque indirecto no se dirige

abiertamente contra la persona sino contra las circunstancias en que se mueve: sus vínculos, sus relaciones, sus intereses, en una palabra, todo aquello que pueda poner de manifiesto los motivos que le empujan a sostener su punto de vista. Es la forma de ataque que sufre quien pertenece a un grupo (político,religioso, cultural) no porque sus ideas sean despreciables, sino porque se supone que disfraza con argumentos los intereses de su grupo... Se da por sentado que, aunque el oponente sea una bellísima persona, sus circunstancias le aconsejan ver las cosas de una manera determinada que le impide ser objetivo. No importa que sus razones lo sean. Aquí se trata de eludir las razones para, en su lugar, insinuar que el adversario habla por interés, que es sospechoso de parcialidad e incluso de mala fe, y, en consecuencia, que no se debe malgastar el tiempo rebatiéndole.".

Continua expresando el autor "...Como acabamos de ver, tanto en el ataque ad Hominem directo como en el indirecto, se dejan a un lado los razonamientos para provocar una actitud de rechazo hacia el oponente y, en consecuencia, hacia sus palabras.(el destacado es nuestro). Esta transferencia de la afirmación hecha por una persona a la persona misma resulta ser extremadamente atractiva para el público, de ahí el "éxito" de estas falacias. Nos inclinamos a contemplar un debate como si fuera una competición. No se trata de saber quién tiene razón, sino quién gana, es decir, quién zurra con más contundencia. Si una de las partes sabe alinearse con los sentimientos de la mayoría y caracterizar a la oposición como un enemigo común, su ventaja es indudable.

Y concluye el Profesor Damborenea "...Por eso conviene señalar que este juego es peligroso. Los ataques personales descalifican también al atacante, ya que muestran su irracionalidad y su indigencia argumental. Con frecuencia, sé vuelven contra quien los produce (contra producente), porque repugnan a los sectores más sensibles del auditorio. No por eso se emplean menos. El caso es hablar para que no se note la carencia de razones. Abundan quienes consideran más grave callar que decir tonterías. Si alguna vez nos vemos impelidos al ataque personal hemos de procurar en primer lugar que culmine nuestro razonamiento (no que lo sustituya) y, en segundo lugar, revestirlo de formas corteses y, a ser posible, irónicas para mitigar sus efectos negativos. Si somos víctimas de este abuso oratorio, podemos defendernos al estilo clásico: Golpeadme pero escuchad; Si ha terminado usted con sus insultos, nos gustaría escuchar sus razonamientos; Eso es una digresión. Ahora espero su argumento...". Todas estas falacias revelan el común propósito de desviar la atención de la medida al hombre, de modo que la maldad de una propuesta se prueba por la maldad de quien la apoya, y la maldad de quien se opone prueba la bondad de una propuesta.[15]

Arthur Schopenhauer, en su obra Dialéctica Erística, hace referencia a este argumento, describiéndola como Estratagema nº 16 diciendo:

"...Con respecto a una afirmación del adversario, tenemos que buscar si de alguna manera no estará en Contradicción – en caso necesario, por lo menos en apariencia – con alguna otra cosa que el haya dicho o admitido previamente, o con los principios de una escuela o secta que él haya alabado o aprobado; también con hechos de quienes pertenecen a tal secta, o con los de miembros falsos o supuestos, o con su propia conducta...".[16]

Fuente:
http://www.monografias.com/trabajos14/argumento-falaz/argumento-falaz.shtml

jueves, junio 05, 2008 5:07:00 a. m.  

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